ECOS DE USUARIOS: “HOSPITALEROS EN ZAMORA Y ESTELLA” POR AITOR Y CARLOS.
Hace apenas una semana que terminó la temporada de voluntariado de las personas usuarias de Apdema en los albergues del Camino de Santiago y ya nos ha llegado la primera crónica sobre su experiencia en los hospedajes de la Ruta Jacobea.
En esta ocasión Aitor Cuesta y Carlos Rueda nos envían una doble crónica sobre lo vivido en los albergues de Zamora y Estella.
Como os informábamos el pasado mes de mayo, este año las personas con discapacidad intelectual de Apdema han ejercido su voluntariado en los albergues de Zamora y Estella. Ellas han sido: Antonia, Eduardo, Josean, Txema, Ana A., María, Ana O, Marino, Aitor, Azucena, Ana Rosa, Alicia, Elisa, Belén, Itziar, Marian, Kontxi, Josean B, Susana, Carlos, Jesús, Pedro y Josean M.
En su decimosexta temporada, han madrugado, han limpiado habitaciones, han hecho camas, han dado de comer, en definitiva, han acogido. Pero también han tenido tiempo para hacer nuevas amistades, a conocerse mejor a sí mismas, a dar sin esperar nada a cambio, a ser y sentirse útiles, …
Este verano 25 autogestores hemos sido hospitaleros.
Hemos ido a los albergues de Estella y de Zamora.
Empezamos nuestro voluntariado el mes de mayo,
el día 1 en Zamora y el día 12 en Estella.
Por Estella han pasado 16 personas
y Aitor ha sido el único hospitalero nuevo.
En la estación de Estella le esperaba una compañera
para ir juntos al albergue y aprender el camino.
Coincidió en la estación con la veterana Ana Ortiz.
Ella acababa su turno y volvía a Vitoria-Gasteiz.
Aitor estaba tranquilo y a la vez un poco nervioso
porque no sabía lo que le esperaba como hospitalero.
El albergue se habría a las 12 horas.
Los hospitaleros se levantaban a las 8 horas
para desayunar, ducharse y hacer compras.
Se encargó de poner los carteles en la cama,
y registrar a los peregrinos con la Tablet.
Los peregrinos llegaban muy cansados
y les ofrecían un vaso de agua.
A la hora de comer hacían turnos
para que el puesto de entrada no quedara solo.
La cena la hacían todos juntos y a las 10 cerraban.
Tenía tiempo para hacer turismo.
Sus compañeros se llamaban Álvaro y Marina.
Eran muy majos y se sentía muy a gusto con ellos.
Se le han pasado los días muy rápido
y el año que viene le gustaría volver a repetir.
Su experiencia ha sido muy buena
porque no pensaba en llegar a ser hospitalero.
Espera volver a coincidir con sus compañeros
aunque sabe que será complicado.
A Zamora han ido 9 personas y 3 eran nuevas:
Carlos, Jesús y Josean.
Carlos viajó a Zamora en autobús
y al llegar fue andando solo al albergue.
Cuando llegó estaba cerrado
y ya había un peregrino esperando.
Sus compañeros se llamaban Angélica y José Manuel.
Comieron los tres juntos y hacían turnos para descansar.
El albergue abría a las 3 de la tarde
y se cerraba sobre las 11 de la noche.
Se levantaban a las 6 y media de la mañana
para desayunar con los peregrinos y hacer la limpieza.
A Carlos le tocó hacer el primer piso habitaciones y baños.
Luego tenían la mañana libre.
Salían juntos los tres a hacer compras o a tomar algo.
Ha habido pocos peregrinos, dependiendo de los días.
Este verano ha hecho mucho calor
por eso había poca afluencia de peregrinos.
Una francesa tuvo que abandonar el Camino por insolación
y otro peregrino por ampollas en los pies.
A las noches hacían cena comunitaria con los peregrinos.
Compartían las historias personales en el Camino.
Una mañana fueron los tres a dar un paseo en barca
y otro día a visitar el albergue de Villafranca de Castro.
La experiencia de Carlos ha sido buena, pero con mucho calor.
El resto de compañeros han vuelto muy contentos
y en general quieren repetir el próximo verano.
A todos les gustaría poder probar otro albergue.
Queremos agradecer a nuestra persona de apoyo
la oportunidad que nos da de vivir esta experiencia.
Es importante que confíen en nosotros.
¡Buen Camino!
Aitor Cuesta y Carlos Rueda